Cuentos para niños.


El coche de madera.

Había una vez un garaje de juguete en el que vivían un montón de coches. Todos eran de colores brillantes y muchos eran replicas en miniatura de automoviles de verdad.
Siempre antes de anochecer discutían entre ellos, sobre quien sería el que ocuparía la plaza de honor ese día.
 Cada noche Andrés jugaba con su parking y al finalizar su juego colocaba en un orden determinado a los autos de juguete. Ese orden era una manera de establecer quien se había ganado el corazón y la simpatía del niño ese día, y el que podría convertirse ocupando muchas veces ese lugar, en el favorito del pequeño, y por lo tanto ostentar el título de "preferido".
 Aunque por lo general, esa preferencía solía estar establecida por las veces en que el automovil llegaba el primero a la meta, también había otros motivos como:
 Los vehículos nuevos ocupaban siempre mucho más la plaza de honor, que los viejos, desgastados o demasiado sencillos.
 Después los más rápidos ocupaban también más frecuentemente ese lugar, y siguiendo con las prioridades del pequeño,  los que eran de color azul tenían también bastantes posibilidades.
Aquella noche era el cumpleaños del niño y  la familia del pequeño se reunió en su casa para festejar tan señalado día.
Todos traían regalos, y todos gustaron al pequeño, menos el que trajo el abuelo.
Su abuelo le construyó el mismo un pequeño bólido de madera, era muy bonito y tenía pintado en el capó el número 1, pero a Andrés no le gusto. Ni siquiera podía correr.
Sus ruedas eran de madera y no giraban, eran fijas, tampoco brillaba, ni se parecia a ningún coche real.
Decididamente no pensaba jugar jamás con el.
Su abuelo le miró un poco triste y le dijó:
-Siento que no te guste mi regalo, pero sabes, es mágico. Cuando se hace de noche se convierte en un vehículo especial, y por arte de magia y varios encantamientos se transforma en el bólido más rápido del mundo, en el que incluso tu puedes viajar.
-¿Ah si, abuelo?
- Si, de verdad.
CONTINUARA.....

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