sábado, 28 de julio de 2012

Cuento 9.Los zapatos.

Los zapatos.


-¡No se por qué tengo que ponerme estos horribles zapatos!.
Me molesta al andar tienen la suela rara, y además son negros. Tu sabes que a mi no me gusta el negro, ¿verdad mama?.
-Mama, ¡mama! te estoy hablando.
- ¿Decías hija?
-¡Estos zapatos mami! son feos, no quiero ponérmelos, ¡por favor!
-Hija lo siento, pero hoy todo el mundo va a ir elegante a la fiesta de inauguración del restaurante y tu especialmente tienes que estar preciosa. Los zapatos, que hacen juego con el vestido, te harán parecer  más mayor y tu papa se sentirá muy feliz al ver que su pequeña princesa, lleva unos zapatos de señorita, por un día.
-¡Anda hija, hazlo por tus papis queridos!,aunque sea solo hoy.
-Esta bien, lo haré, pero sigue sin gustarme el color.
-Gracias, te prometo, que si quieres tener otro zapato de señorita algún día, te dejaré escoger el color que tu quieras.
-¿Prometido?
-Prometido.
-Entonces escogeré unos zapatos de lunares, rojos, como los de las sevillanas. Si, creo que esos si son unos zapatos bonitos, y además como tu dices... de señorita.
-Pero esos son solo para bailar flamenco. La gente no sale a la calle con zapatos de lunares.¿no lo entiendes peque? Puede que incluso la gente se burlará de ti.
-¿Y por qué tiene la gente que burlase de mi? ¿Acaso no puedo ir vestida como me gusta?
Yo no me río de esa señora mayor que siempre lleva la misma chaqueta verde manchada por todas partes, ni tampoco de la vecina de arriba que lleva el pelo rosa, ni de mi primo Adrián que lleva el pantalón siempre a punto de caersele y se le ve la ropa interior.
-Si es cierto, tu eres muy buena.
-No lo entiendo mama, por qué no puedo vestirme como a mi gusta. Si me apetece salir a la calle con mi disfraz rosa de princesa y unos zapatos de lunares, ¿esta mal? ¿Querer ser como soy, este mal?
-Peque, no es eso, es solo que, la gente no esta acostumbrada a ver ciertas cosas, y cuando ven algo fuera de lo normal, se extrañan y eso hace que lo miren más de lo que lo harían si fuera algo corriente, o que se rían o burlen, si son unos mal educados. Solo te digo esto por qué quiero protegerte, no quiero que nadie te lastime.
-¿Pero no piensas que eso debo decidirlo yo? ¿Que quizás es para mi peor, que no me dejes ser como soy, por temor a lo que dirán o pueda pasar? Puede que solo por el hecho de no poder expresarme como a mi me gusta me haga sentir infeliz ¿Me entiendes tu ahora, mama?
-Si hija, creo que lo voy comprendiendo ¿Quieres que vayamos a comprar?
-¿El que?
-Tus zapatos de lunares.
-¡Si mama! Eso me hará muy feliz.
-Eso es lo que yo quiero, peque, eso es lo que yo quiero.

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