jueves, 13 de diciembre de 2012

Cuento 15.La coraza del guerrero.


Cuento 15. La coraza del guerrero.



-Mi señor, los aldeanos claman su nombre, desean verle.
-Estoy cansado Julio, diles que estoy en mis aposentos y que di la orden de que no se me molestara. Ya he tenido por hoy bastantes alabanzas, más deseo reposar en tranquilidad y silencio hasta mañana. Ves decidlo, y dejadme solo.
Don Pedro de Argia, se quita su coraza y descansa en un lecho sus malheridos y doloridos huesos y músculos. La lucha en defensa de los inocentes deja marcas cada vez más fuertes en su ya no tan joven cuerpo, y cada vez nuestro noble caballero se siente más debil.
Es dura la vida del guerrero, pero a la vez es gloriosa, y dignificante. La gente te aclama, y tu ego se siente realizado con cada nueva hazaña o lucha, que suele ser cada vez más peligrosa y osada.
Pero nuestro noble, quiere dejar de llevar su coraza. Esa que cuando se la pone le transforma, y  le eleva al estatus de Dios que decide, otorgándole el poder de matar o perdonar, quien debe o puede vivir o morir, a manos de su espada.
Su memoria no lo deja descansar en paz, las noches suele pasarlas, rememorando sus batallas, a la gente que ha matado, a la que ha salvado, y a la que no ha podido salvar.
La mayoría de la gente lo envidia.
Es envidiable para muchos ser aclamado, alabado, adorado y temido, por la gente a tu paso.
Pero no ven la parte mala.
Ya es tiempo de que su vida tome otro rumbo, y deje su armadura poderosa y pesada en las manos de otro jovén y nuevo guerrero.
Julian su escudero, le habla del mozo David, como posible pretendiente al que ceder su duro legado y ostentar el nuevo puesto de heroe de los desvalidos.
Y aunque nuestro señor piensa, que dicho joven aún no esta preparado, dado que su carácter es todavía impulsivo y su ego muy grande, piensa ya, en cerderle sus armas y su puesto.
Cree que quizás la siguiente batalla, podría ser la última, que puede que el último pueblo en que esten, sea el fin a su lucha, y pueda acabar sus días, en una aldea tranquila, y dejar de vivir como un hereo.
Debe tomar una decisión. Llamara al hechicero para que consulte sus dudas con las runas y le aconseje sobre la mejor opción.
El hechicero Auxias es llamado, y se presenta rápido y diligente a los aposentos de su amo, para ayudarlo en su dilema:
-¿Señor, me ha mandado llamar?
-Si, adelante Auxias necesito consultar tus piedras mágicas.
El mago lanza las piedras en el suelo de la alcoba y empieza a hablar:
-Señor, las runas dicen que es tiempo de cambios, de sangre nueva, y de nuevos viajes, pero que hay un peligro que acecha en la noche, y que debemos ser cautos para no perecer ante el.
-¿Que peligro Auxias?¿No dicen nada más?
-Señor hablan de una sombra, de una luz oscura, que se muestra en las noche, no puedo adivinar más mi amo, solo me previenen sobre eso.
-Esta bien Auxias, acepto la palabra de las runas, ellas nunca me han fallado.
Pedro, decide seguir el consejo de las runas, y mañana, después del combate con los caballeros de Vilarco, cederá su puesto a David, y le entregará sus armas y su coraza.
Nuestro heroe se tumba en su camastro de paja, e intenta dormir, pero sus pensamientos no dejan que descanse en paz ni que concilie el sueño.Las runas le previnieron sobre la sombra de la noche, debe estar en guardia, por si acaso el mal viene a buscarlo.
Una hora más tarde, nuestro buen noble, por fin se ha rendido al sueño.
Chasquidos de ramas, se oyen unas tenues pisadas. Todavía esta oscuro. Quien osará destorbar el descanso del guerrero.
Pedro se pone su coraza, empuña su espada y se queda quieto de nuevo tumbado en la cama, se hace el dormido y espera a ver que pasa.
Las pisadas se oyen más cerca. Alguien con una capa se acerca a su cama, y le pone un trapo impregnado de un alcohol en la boca. Pedro todavía es capaz de agarrar fuerte la mano del que le tiende la trampa y forcejeando logra ver quien es el que intenta dañarle.
Su corazón se siente herido al ver que es David, quien intenta matarlo, sus ansias de poder, le han hecho además de impulsivo, impaciente, y no ha sabido esperar lo que anteriormente a ese momento el destino le hubiera deparado. Pobre miserable.
Sus planes de descanso se han truncado de nuevo. Forcejean, su espada cae, y aunque Pedro esta mareado e inconsciente por el liquido que antes ha inspirado, todavía guarda algún truco capaz de llevarle de nuevo a la victoria. Saca entonces un puñal de sus botas, y lográ matar a David con un gesto rápido y certero, derramando la sangre del corazón de su agresor por su coraza dorada.
Decepción, otra vez deberá posponer sus planes de descanso, quizás, esta vez las runas se equivocaron.
Nuestro héroe empuña su arma, se pone su coraza y se dispone otra vez a dar gloria a su nombre.
Pero en su corazón siente que es tiempo de cambio.
La luz del día trae otra mañana a la que enfrentarse a su destino, y saliendo de su alcoba con paso firme y decidido, clama a grandes voces, su lema de vida su lema de guerra:
- ¡Caballeros, a las armas, por la sangre vieja, por la sangre nueva, por la sangre de la lucha, por la sed de la  batalla.!

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2 comentarios:

  1. Nancy, me gusta tu cuento mucho y también me gusta mucho que lo publicaras el día de mi cumple!!!
    Muchos besitos linda!!!

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  2. Gracias guapa.
    Me encanta que te guste.
    Besitos mil, para ti también.

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