viernes, 22 de junio de 2012

Cuento 3. El fin.



 El fin.

Llegué tarde como siempre. 
Todos esperaban con cara de cansancio, y deseos de dejar zanjado por fin nuestro futuro.
Somos seres inmortales que vivimos entre los hombres. Les observamos, les ayudamos, les guiamos, e incluso a veces les convertimos en uno de nosotros.
Pero el fin de los tiempos esta a punto de llegar. Los hombres se han vuelto crueles,  han dejado de creer en los valores, y nuestra labor se torna complicada,  muchas veces imposible. 
La maldad gobierna la tierra y nosotros los inmortales, luchamos contra corriente, en un mundo que cada vez esta más a la deriva. Necesitamos tomar una decisión. Necesitamos decidir, si dar a la humanidad otra oportunidad.
Que mayor señal de amor que renunciar a nuestra inmortalidad, para dar una última oportunidad a estos seres, que viven sin pensar más que en si mismos.
La puerta se cierra tras de mí, todos esperan en silencio que yo de el último voto. El futuro del mundo esta en mis manos. Perdonar a la humanidad, o dejar que el destino siga su curso.
Abro los ojos y despierto, algo me empuja a salir a la calle. El sol ha empezado a salir, y no se porqué, creo que nunca le había visto brillar tan intensamente.

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